En el que vuelvo al aeropuerto para ver los aviones…
Hay tantas cosas estúpidas que me apetecen hacer ahora… La una de la mañana, y en 8 más tengo que entrar en la oficina, pero se me ocurren tantas tonterías que hacer ahora mismo. Desde encender el móvil y mandar un mensaje, hasta llamar directamente y esperar que no me lo cojan, pasando por ponerme unos pantalones, bajar al coche y conducir hasta que se acabe la gasolina por una de esas calles sin curvas.
Increíblemente influenciable sentimentalmente, maleable, desnudo ante un guión que no he escrito yo, que me llega una y otra vez y me sorprende a pesar de que siempre intuyo cómo seguirá la historia. Y ahí estoy otra vez, pasando frío en horizontal y sacando el edredón que guardé hace algún tiempo.
Pero entonces mi cabeza, incapaz de dejar de seguir funcionando hasta en los momentos más extremos, vuelve a arrancar y mitiga cualquier intento de cometer una de esas tonterías que los lunes me harían sentir exageradamente estúpido y avergonzado. Porque así soy yo. Valiente durante 30 segundos impares, y un arrepentido en los otros tantos pares. Esa ridícula dualidad que no me permite avanzar últimamente.
Así que vuelvo a decidir lo mismo que tantas veces atrás. Enviar un standby general y dormir mientras dejo que pase el tiempo. Lo cierto es que se está tan bien durmiendo… Debe ser el cansancio del reciente viaje y seguido puente que he conseguido sobrevivir.
Debo ser el único humano que sufre estrés los domingos por la noche…
Laurent Wolf – No Stress
