skorpio.es                                      ɱ

“Navega, elige, compra, paga y disfruta. Internet es la manera más cómoda de realizar compras desde tu casa y a veces incluso la más barata. Rápido, en poco tiempo, y tras unos pocos pasos…”

Y UNA MIERDA. Una mierda tan rápida y sencilla como te la quieran vender. Por favooooor. Me considero una de las personas que mejor encaja lo de las nuevas tecnologías, y posiblemente sea éste uno de los pocos ámbitos en los que gasto mi escasa paciencia, pero lo de hoy ha terminado por enervarme como si de un día cualquiera se tratase.

Resulta que finalmente me he decidido por comprar una PDA con GPS integrado después de mucho tiempo evaluando si pillar solo GPS, solo PDA, con teléfono integrado o sin él, si de color rosa o huevo roto, si con las esquinas cuadradas o redondas, si con cascabel o sin él… El caso es que tras mucho buscar e incluso devolver una mala elección en un gran centro de electrónica de color rojo, encontré una web que parecía de fiar y muy buen precio…

Bruce Springsteen – The promised land

Más feliz que un regaliz y con las ansias típicas de cualquier compra, entro, navego, elijo y lleno mi carrito de la compra virtual. Esto si es un carro y no lo que programé yo en el master con Java… Incluso me permito el lujo de mirar más cosas, por si se me antoja algo a última hora. Pero me quedo solo con mi elección inicial y pulso sobre Realizar pedido.

Comienza la serie de preguntas que tanto me recuerda al Foster’s o cualquier restaurante de comida parecida: ¿Patatas o ensalada? ¿Patatas cocidas o fritas? ¿Ensalada normal o de col? ¿Qué salsa quiere: agridulce, barbacoa o una mezcla sorpresa? ¿La hamburguesa de qué tamaño? ¿La quiere muy hecha o al punto? … … … La equivalencia a se me ha quitado el hambre y salgo de la web vuelve a ser una opción, pero debo ser fuerte y aguantar. Así que termino de rellenar todos los datos que me piden y pulso sobre siguiente. Bien, modo de pago. De nuevo las malditas opciones (ahora me acuerdo de lo fácil que son las dictaduras y no permitirle elegir a nadie): con tarjeta, por transferencia o contra reembolso. Un click más, debo aguantar. “Su tarjeta es válida pero no permite compras por Internet sin darse de alta en el servicio de Compra Electrónica Segura. Consulte con su banco y continúe después con la compra…”

Mal, esto va mal… ¿A QUÉ BANCO VOY YO A LAS 4 DE LA TARDE? Pues eso, que menos mal que tengo servicio de banca online. Entro en mi cuenta, y cuando pulso sobre Activar CES aparece otro mensaje: “No tiene privilegios para activar este servicio”. McAgüen… Ale, llámate al teléfono del contestador y contesta preguntas con el teclado del móvil, luego vuelve, activa el servicio y vuelve a la página de compra. “Su sesión ha expirado, por favor vuelva a conectarse.” Sin problema, si total, son 2 clicks más. “Su contraseña es incorrecta” ¿Pero de qué vas? Si soy yo! Que he estado aquí hace 5 minutos!! Una de no me fio, así que me toca pedir que me envien la contraseña al correo. Grrr…

Cuando consigo volver a entrar, vuelvo a meter los datos, vuelvo a realizar el pago, y me salta: “Ha ocurrido un error en la validación. El pago no se ha realizado”. Mis ojos salen de sus orbitas para pasear a lo largo y ancho de los 1024×768 de la pantalla y vuelven para dar órdenes a mis dedos. Pero mis dedos no pueden hacer más y hacen lo que mi cerebro en los casos similares de desesperación: esperar. Sólo era cuestión de tiempo y realizo finalmente el pago.

Después de la odisea todo son buenas noticias. Email informando de pago OK, email informando de mercancía en camino y mensaje del banco confirmando la operación. Ahhh… qué bonito es comprar por Internet. Veremos a ver si cuando lo reciba enciende el cacharro, porque sino me veo contestando y rellenando más formularios…