skorpio.es                                      ɱ

Pretendía cerrar el día de hoy hablando del partido de fútbol que nuestra selección española (o europea, según se mire) ha ganado contra la de Bélgica. Solo suelo hablar de deportes en el blog cuando ha ocurrido algo que me ha sacado de mis casillas (se fastidió la imbatibilidad, cachis) o por el contrario me ha hecho disfrutar sobremanera. En este caso ha sido lo segundo, y es que a pesar de la climatología y el pésimo estado del césped, hemos podido ver un buen partido entre selecciones fuera de año de campeonato, y eso últimamente escasea. Me empieza a gustar mucho lo “sobones” que se vuelven los jugadores con la pelota, el toque contínuo, los pases interminables y los premios finales en forma de goles que nos conceden los jóvenes jugadores que partido a partido empiezan a arrebatar récords a grandes personajes de nuestro fútbol.

Sin embargo, como decía al principio, hablar de fútbol era mi intención original, que no la final. Hoy quiero tratar el tema de lo que el fútbol representa para muchos en general, y para mí en particular. La semana pasada no ha sido una buena semana para mí, y es que en el paquete de 7 días que forma la unidad del calendario juliano ha dado tiempo a que mi hermano pasara por el hospital por una gastroenteritis, a que yo haya pasado por el quirófano para una pequeña intervención y a que mi abuelo paterno haya fallecido sin hacer demasiado ruido. Aprovecho para agradecer el apoyo de todos los que han sabido de estas cosas y me han mostrado su cercanía, cada uno a su manera.

Y entonces, cuando ya uno se recupera de estos sustos y empieza a retomar la normalidad y la rutina, se ve disfrutando de un partido de balompié y sonríe. Qué triste, dirán algunos. Cómo puede emocionarse alguien tanto con el fútbol… Pero yo intento convencer con el mismo argumento al revés. Qué bonito que alguien se emocione y alegre con algo tan simple como el fútbol. Que pueda dejar a un lado problemas y tristezas para gritar, saltar y reir con un juego, que además puede compartir con un montón de gente. ¿Acaso no es este uno de los mayores logros del ser humano, el poder y saber compartir algo que te llena con cuantas más personas mejor? Ya sé que a no todo el mundo le gusta el fútbol, ya sé que muchos lo tachan de absurdo y tonto, pero entonces me acuerdo también de la satisfacción que algunos dicen les produce el tabaco, u otras cosas peores. Sin comentarios.

Desde la entrada de hoy pretendo convencer a la gente para que encuentre cualquier cosa que le haga emocionarse, alegrarse, saltar, reir, olvidarse de las cosas malas y que las comparta con más gente. Que encuentren su fútbol. Yo tengo el mío, y no siendo lo único, sé que muchas veces funciona. Pasión de multitudes, dicen. Pero también está la música, el buen cine, etc…

¿Y porqué todo esto de repente? Pues porque yo he tenido una mala semana hace poco, pero también sé que hay otros que necesitan apoyo. Anita, no me has podido explicar qué te pasa, pero ánimo. Kathrin, recupera la alegría que tenías en Alemania y aguanta este bache de falta de ritmo. Rosa, que lo de las dichosas piedras pase cuanto antes, que sé lo que es eso. María, que ya sé que en Dublín están las cosas difíciles, pero siempre consigues lo que quieres y el primer paso ha venido en forma de piso, sigue perseverando. Marta, que no estés triste porque así no me gustas nada y te necesito happy a mi lado. Entiendo lo que sientes con la peque pero no tienes más que ayudarte del que tienes más cerca, que te quiere un montón y se desvive por vosotras 2. Y aunque sólo menciono chicas y pueda parecer que los chicos que me rodean no les pasa nada, como soy uno de ellos y sé que a veces preferimos no decir nada, que sepáis que aquí estoy para escuchar.

Unos leen, otros escuchamos…

Robyn With Kleerup – With Every Hearbeat